Phyllisia Ross, Isabel Allende, Rodney Wallace. Tres migrantes que realizan contribuciones creativas e inspiradoras a sus comunidades. Y no están solos.
Los impactos positivos de la migración para las comunidades de destino y de origen han sido bien documentados. Sin embargo, a menudo no se reconocen en los debates públicos.
Según las investigaciones sobre políticas de migración, existen tres categorías principales a través de las cuales las personas migrantes contribuyen a sus comunidades:
- La Sociocultural, que se refiere a factores sociales y culturales, tales como hábitos, tradiciones y creencias.
- La Cívico-político, que se relaciona con la resolución de problemas en la comunidad a través del voluntariado, participando en procesos políticos u oficinas gubernamentales.
- La Económica, que describe cualquier actividad relacionada con el comercio, la industria o el dinero. Se ha demostrado que la inmigración estimula el crecimiento económico y contribuye al producto interno bruto (PIB) mundial.
Algunas de las contribuciones socioculturales de las personas migrantes a las comunidades de acogida incluyen el aumento de la diversidad alimentaria, la creación de nueva música y los logros deportivos. Un migrante hondureño abrió un restaurante, llevando la cocina de su país de origen a la escena culinaria mexicana. Un migrante venezolano estableció una orquesta en la República Dominicana para compartir su música con los jóvenes de su comunidad. En 2019, Emmanuel Iwe, un jugador de fútbol nigeriano de 18 años firmó un contrato con el Deportivo Saprissa, un club de fútbol costarricense. Estos son solo algunos ejemplos de la multitud de historias que conforman las contribuciones multifacéticas de las personas migrantes.
La medida en que las y los migrantes pueden participar en actividades cívico-políticas depende de la configuración de políticas de sus comunidades de acogida a nivel nacional, subnacional y local. La diversidad étnica del 116º Congreso de los Estados Unidos, en el que un histórico 16 por ciento de los miembros eran migrantes de primera o segunda generación, destaca su propensión a las contribuciones cívico-políticas. Las comunidades de la diáspora también tienen el potencial de participar en procesos políticos en sus países de origen, incluso promoviendo los esfuerzos de construcción de la paz.
En sus países de destino, las personas migrantes participan en una gran variedad de actividades económicas. La investigación muestra que tanto los trabajadores migrantes poco calificados como los altamente calificados han cubierto la escasez de mano de obra, facilitando así una mayor productividad en ciertos sectores. Los estudios también sugieren que las personas migrantes tienen más probabilidades de convertirse en empresarios debido a su capacidad de recuperación y «mentalidad de crecimiento», desarrollada como resultado de la superación de los desafíos que implica mudarse a un nuevo país.
Según el Informe Sobre Las Migraciones en el Mundo 2020, las personas migrantes mejoran la innovación global de cuatro maneras:
- Mayor concentración de migrantes en sectores económicos que tienden a ser más innovadores;
- A través de patentes y como empresarios;
- Su mayor contribución a la creación de empresas en comparación con los nativos;
- Fomentando la inversión, el comercio y los vínculos tecnológicos.
Las personas migrantes también realizan importantes contribuciones económicas a sus países y comunidades de origen a través de numerosos canales. El más ampliamente reconocido son las remesas, es decir, las transferencias de dinero, que usualmente se utilizan para satisfacer las necesidades básicas de las familias y las comunidades. Los bonos de la diáspora son otro instrumento clave de apoyo, pues permiten a los países recaudar los fondos necesarios, como después de los desastres, al tiempo que evitan acumular deuda de prestamistas caros. Las personas migrantes también mejoran el desarrollo económico y la productividad en sus países de origen a través de inversiones extranjeras directas y la creación de nuevas empresas.